No todos podrán operar en el 2021 debido al reducido aforo.
A inicios de mes se anunció lo que tanto esperaba el sector entretenimiento y cultura. Los teatros, cines y centros de enseñanza cultural reabrirán sus puertas con aforo al 40 % y 60 % en espacios abiertos. Esta norma incluye música, teatro, circo, danza, cine, entre otros (resoluciones ministeriales n.º 00408-2020-PRODUCE y n.º 00407-2020-PRODUCE).
Sin embargo, todos tienen un panorama difícil. En el caso del cine, de acuerdo a la viceministra MYPE e Industria, Rosa Ana Balcázar, estos centros deberán tomar ciertas precauciones como la prohibición de venta de comidas y bebidas al interior del recinto, además de reducir el aforo por los dos metros de separación entre asistentes, para evitar que las personas no estén mucho tiempo dentro de las salas.
La funcionaria también detalló que los tickets para ingresar a las funciones serán en un 80 %, de forma online y que cada cine deberá evaluar la posibilidad de tener entre 4 y 6 butacas juntas para las familias que deseen visitar dichos espacios.
La Asociación Nacional de Salas de Cine (Anasaci) advirtió que este protocolo para reiniciar operaciones hace inviable el negocio del cine para cualquier cadena. No solo porque con esta restricción de distancia el aforo se reduce a menos de un 25 %, sino también porque esta industria no se puede sustentar sólo con la venta de entradas.
La función debe continuar
El teatro es otro gran sector golpeado por la crisis sanitaria. Según un estudio realizado por la Asociación Playbill, a causa del estado de emergencia en el Perú se cancelaron, de marzo a diciembre de 2020, 453 temporadas, 3239 funciones, se devolvieron 15 025 entradas cuyo valor asciende a los S/ 344 919 y se paralizó el movimiento de S/ 4 500 000.
Durante las primeras semanas de cuarentena, en el Perú así como en otros países del mundo, se apeló a realizar transmisiones gratuitas de obras prepandemia, concursos de escritura en cuarentena, clases por Zoom, Facebook o Instagram Live para mitigar la falta de empleo.
Estas son otras acciones y cambios que se han experimentado en este tiempo y que obligan al teatro a reinventarse, o en todo caso, a replantear su estrategia. Tal como está ahora no funciona y sigue viviendo en la precariedad e informalidad.
Plataformas e-commerce
Desde marzo, distintas productoras de teatro como La Plaza, Los Productores, Sala de Parto, La Ira Producciones y plataformas como TEVI o Joinnus, han apostado por transmitir lo que se vivía en las tablas desde casa.
El público ha mutado
Ahora hay uno dispuesto a consumir contenidos sin salir de casa, así como otro que nunca antes se había acercado al teatro y ahora están descubriendo.
En Teatro La Plaza, por ejemplo, han extendido encuestas dirigidas al público y los resultados demuestran que aproximadamente un 20 % de asistentes a las obras virtuales son nuevos en el mundo del teatro. La ventaja es obvia: con la pandemia, no existen fronteras y el teatro local se ha descentralizado y el arte democratizado.
El formato se transformó
De acuerdo al productor Pedro Iturria, en declaraciones para RPP «había un trabajo con un director de fotografía, un switcher y los actores tenían que componer planos a cada momento. Era como hacer una película en vivo», contó Iturria a RPP Noticias. Este lenguaje cinematográfico que ha llegado a la virtualidad seguirá siendo parte de la nueva normalidad, incluso cuando la vacuna llegue.
Alejandro Clavier (Teatro La Plaza, Los Productores, Sala de Parto) indica que «antes, en promedio, un comprador adquiría 2.5 entradas para ir a un evento o ir al teatro. Yo compraba dos o tres entradas, iba con mi esposa, mis hijos o mis amigos. Ahora se ha invertido esa regla: uno compra una entrada, pero la ven 2.5 personas. La ganancia disminuye».
Echar mando de archivo audiovisual
Ante su intempestivo cierre, el pasado 26 de marzo este espacio el Gran Teatro Nacional lanzó GTN En Vivo, una plataforma que sirve como repositorio de todos los espectáculos grabados en los últimos ocho años. Con el objetivo de continuar sirviendo a la ciudadanía, su labor se transformó en una estrategia digital.
Se trata de cerca de 40 espectáculos que saldrán entre este año y el próximo. Hasta el momento, «Retablo», estrenado Fiestas Patrias, y «Retablo a Chabuca», por los 100 años de la cantautora peruana, son eventos artísticos realizados a puertas cerradas para ser publicados a través de GTN En Vivo.
Ahora hay más feedback con el público, quienes escriben comentarios o realizan pedidos en las redes sociales. Esta es una gran ventaja respecto a antes de la pandemia, además de la llegada de los espectáculos a otras regiones del país.
Sumilla – voces
En entrevista para Luces del Diario El Comercio, las siguientes voces del mundo teatral se manifestaron frente a esta crisis y a la vez oportunidad para generar cambios en el sector.
David Carrillo, director de Yestoquelotro Estudio Teatro
«La resiliencia del sector está demostrada, visto que buena parte del gremio ha seguido activo gracias a la virtualidad, ofreciendo talleres o experimentando con el teatro en pantalla».
Mariana de Althaus, directora y dramaturga
«No solo se trata del aforo, sino de enfrentar el gasto que significa ventilar el espacio, los protocolos de limpieza o las precauciones para con los actores».
Marco Mühletaler, director teatral y responsable del Centro Cultural PUCP
«Pensar la reactivación sólo en términos de apertura de salas con aforo limitado no permite dibujar la cancha completa».
César de María, dramaturgo
«Habrá que salir a cazar al público con productos más populares, mejores precios y espacios abiertos».
El dato
En una encuesta realizada por la Red de Creadores y Gestores Culturales Independientes del Perú, después de declarado el estado de emergencia, de 5390 artistas, entre los que se encuentran artistas escénicos, de las 25 regiones del país, el 73 % trabaja de manera independiente y el 64 % no está inscrito en el programa Puntos de Cultura del Ministerio de Cultura, que busca crear una base de datos del sector.
La Covid-19 solo ha agravado la situación de un sector que ha tenido que acostumbrarse a vivir en una crisis permanente.